Tomás Gaeta, Santiago Medina, Josefina Mösle. Con la tecnología de Blogger.

Uruguay tiene su primera instructora de perros guía y de asistencia

La organización Fundappas (Fundación de apoyo y promoción del Perro de Asistencia) certificó a María Noel Gyenes como la primera instructora del Uruguay de perros guía. El título le fue otorgado por su capacitadora, la instructora holandesa Brit Lamberts, que llegó en abril del año pasado para ayudar a la fundación.

Fundappas es la primera escuela en Uruguay de perros guía y de asistencia. En la foto, Flash, actualmente en socialización. Foto: Tomás Gaeta. 

Un niño de seis años corre por su casa, riendo. Lo sigue su perro Labrador, con quien está jugando. Sus padres los miran maravillados. Es que el niño padece de trastorno autista y nunca había jugado en compañía; es la primera vez que deja entrar a alguien a su juego. Aunque nunca antes habló, el niño intenta balbucear el nombre de su perro. Un hombre ciego camina por el centro de Montevideo a paso acelerado. Frena en los semáforos sin que nadie lo ayude. A su alrededor, las personas lo miran con sorpresa e intriga y aunque en su mano derecha no está su bastón de ayuda, en su izquierda está su perro que lo guía en su recorrido. Ahora la gente no se aparta cuando lo ve pasar, sino que se acerca a conocer a su compañero. “Es increíble cómo la gente cambia de actitud, conversa con ellos, como que se les abre todo un mundo social del que antes ni se enteraban”, dijo a Fuente y Palabra Alexa Mackern, coordinadora de Fundappas.

Por ley y un decreto presidencial estos perros pueden acceder a todo lugar público o privado de acceso público: lugares de estudio, de trabajo, supermercados, hospitales, servicios de transporte público, entre otros. Al único lugar al que no pueden entrar es al quirófano. Estos derechos de los perros de asistencia se extienden a los perros en instrucción por norma complementaria.

Las leyes, resumidas. Foto: Lucía di Cioco.


María Noel Gyenes es la nueva instructora certificada GDMI (guide dog mobility instructor) de la fundación y la tercera en Latinoamérica en obtener dicho título. Su instructora, Brit Lamberts, vino de Holanda en abril del año pasado para ayudar a la institución dado que en Uruguay no había conocimiento del tema. La profesión lleva aproximadamente dos años de formación y es personalizada.

María Noel Gyenes, instructora de Fundappas, cuando socializaba a Anuk. Foto: AEBU.
Gyenes comenzó como voluntaria y continuó su carrera en Fundappas como instructora. Hizo un curso de adiestramiento en Argentina para poder trabajar en la socialización de los cachorros. Durante un año estudió con Lamberts en práctica y teórico para finalmente graduarse. Los requisitos para la graduación son haber alcanzado los seis perros entrenados y seis perros entregados a familias y usuarios de perros guía y de asistencia. Cuando logró su objetivo “se sintió el alivio de cumplir un ciclo, de cumplir con todos los requisitos, llegué, di todo lo que tenía para dar. También la recompensa por ver el trabajo que hice reflejado en los perros”, expresó la instructora. Para obtener el título internacional, Gyenes debe esperar a que Fundappas integre la Federación Internacional; para ello sólo le falta entregar un perro más, y a partir de ese momento Gyenes obtendrá el aval internacional de instructora.

La fundación se inició en 2006 como un lugar de adiestramiento para perros guía. Calcagno perdió la vista en 2003 y se encontró con que no había ninguna escuela de entrenamiento de perros guía en el país; fue a partir de entonces que se convenció en abrir la primera escuela dedicada a eso. En 2009 llegó desde Estados Unidos la primera perra con este fin a Uruguay: Sunnee, quien sería la compañera de Calcagno. El 2 de mayo de 2016 Fundappas instaló su escuela en el Parque Rivera, en un terreno cedido por la Intendencia de Montevideo. Para construir los galpones de los perros, la fundación obtuvo ayuda del Banco de Previsión Social (BPS) y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), y para la construcción de la casa, que actualmente sigue en obra, recibieron la donación de una persona que decidió colaborar con la causa. El primer perro guía criado en Uruguay fue Bambú, de la segunda camada de perros nacidos en Fundappas, quien ahora, luego de retirada Sunnee, es perro guía de Calcagno. Hoy la fundación ya cuenta con siete camadas.

En Fundappas hay tres programas: el programa de Perro Guía para personas con discapacidad visual, el Perro de Asistencia para niños con trastorno del espectro autista, y las Intervenciones Asistidas por Perros (IAP), en las que se trabaja con perros de la fundación yendo a escuelas, clínicas, residenciales y hogares de ancianos, donde se realizan distintas actividades de recreación que ayudan tanto a la distensión de personas con enfermedades o con estrés como a los perros que se forman a partir del contacto con las personas. Uno de los logros más recientes de la fundación es que el Hospital Maciel dejará entrar a los pacientes a la sala de espera con sus perros.


Los perros no son elegidos al azar. La raza generalmente es Labrador Retriever, aunque sí hubo una camada cruza entre Labrador y Golden Retriever “que nos sacó canas verdes”, explicó Mackern. Es por esto y por otras razones relacionadas con la salud y la genética que se decidió seguir con Labradores. A los dos meses de haber nacido, los perros son enviados un año a vivir con socializadores, quienes en ese año tienen la responsabilidad de enseñarles comandos básicos y de llevarlos a todos lados a donde vayan: al trabajo, al estudio, shoppings, transporte público; la mayor cantidad de lugares posibles. Es así como el perro comienza a adquirir el contacto directo con las personas y normaliza la interacción para en el futuro poder convertirse en perro guía o de asistencia.

Lucía di Cioco es periodista de El Observador y hace cuatro meses que es socializadora de Flash, perro de la sexta camada de Fundappas. No es la primera vez que un perro habita la redacción de ese diario; la primera socializadora de El Observador fue Patricia Martín, y fue a partir de esa experiencia que Di Cioco decidió seguir ese camino. “La idea es que se siga difundiendo, porque no es tanto un año de socialización y entrenamiento para el perro sino para la gente. Todavía se conoce muy poco la ley que dice que pueden entrar a todos lados”, explica la socializadora, quien en su bolsillo siempre lleva las leyes que amparan a Flash a entrar a todo lugar público o privado de acceso público. A la periodista ya la han echado de algunos lugares por desconocimiento a la ley, como pasó al ingresar a un sanatorio y a un banco en el centro, aun mostrando el carnet otorgado a los socializadores por la Cotryba (Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura) que indica que el perro cumple con todas las condiciones de sanidad. “Es por eso que la socialización no es entrenar tanto al perro porque aprende rapidísimo, sino entrenar más que nada a la gente a cómo reaccionar ante un perro de asistencia”.

Para ver el Instagram de Flash, click aquí.



Hace unas semanas, una socializadora entró a un Juzgado con Gala, una de las cachorras de Fundappas. La jueza de Conciliación de 3er Turno dijo que el perro no podía estar allí, y obligó a la socializadora a retirarse de la sala amenazándola con acusarla de desacato. “Fue el colmo de los colmos”, opinó Di Cioco. “La ley no reconoce la ley. Ahí se manipularon muchas cosas; El País tituló "Jueza echó perro guía" y no era perro guía, está mal titulado”. La periodista esgrimió que en las redes sociales se fustigó a la jueza por haber echado a una persona ciega, cuando en realidad se invitó a retirar a una socializadora con un perro de asistencia, lo cual “hubiera sido una buena instancia para dar a conocer que estos perros también tienen acceso”. Desde Fundappas se iba a mandar una carta a la Suprema Corte de Justicia explicando la situación.

Cuando están en servicio, los perros deben ser ignorados para que en un futuro no se distraigan al guiar a una persona con discapacidad visual. En el año de socialización, el perro aprende comandos básicos que luego serán reforzados en la etapa de entrenamiento.


 
Cualquier persona que quiera serlo puede aplicar para convertirse en socializador luego de pasar por el formulario de la fundación. Fundappas cubre los gastos de comida, collar, correa, juguetes y canil. “Tiene todas las necesidades cubiertas”, puntualiza Di Cioco, quien además agrega: “Muchas veces te dicen: ayudá con tal fundación donando tanto, y capaz lo que vos tenés para dar no es plata. Capaz tenés tiempo, ganas, te gustan los animales; es otra forma de ayudar que también está buena”, expresa. Sin embargo, el desapego del perro es muy difícil de lograr luego de un año de compañía constante. La única forma para lograrlo es recordar el objetivo. “Yo fui a una de las clases de niños con autismo y es brillante. Cuando te hablan de separarte del perro pensás que es horrible, pero después ves el efecto, los niños con dificultad para llegar a otros que lo logran con un perro de por medio, y se te va todo eso”, manifiesta Di Cioco.


En los seis meses siguientes, los perros vuelven a la fundación para su entrenamiento y para determinar si serán perros guía o de asistencia. Mackern se unió a Fundappas en 2011 y desde entonces ha sido instructora de dos perros que serán destinados a familias de niños con autismo. La coordinadora explica que “el perro guía tiene que tener la iniciativa de ir adelante, guiando. Va habiendo perros que no tienen esa iniciativa, prefieren ir más atrás, entonces nos fijamos si a esos perros le gustan los niños”. La formación del perro guía es más exigente que la del perro de asistencia, dado que el primero debe aprender más de ochenta comandos, como encontrar poste, encontrar cordón, izquierda, derecha, sienta, quieto, echado, busca puerta, busca lugar libre, entre otros. El perro de asistencia, en cambio, necesita sólo aquellos que lo mantengan calmado y los de juego: busca, trae, deja; es muy importante para el tiempo de entretenimiento con los niños.  Actualmente en la fundación hay nueve perros en entrenamiento.


Luego del entrenamiento se da el acoplamiento o instrucción, cuando se da el match con la persona y el animal. “Es un equipo: el perro y la persona”, precisa Mackern. “Lleva tiempo; la instrucción a veces puede durar diez o veinte días, pero hasta que ellos se sientan realmente uno solo y el vínculo se afiance lleva seis o siete meses”.

 
Todo el servicio es absolutamente gratuito. La persona que recibe el perro no debe pagar ni un solo peso para obtener a su compañero, por lo cual la fundación depende de la ayuda del Estado y de la población. “Vamos de a poco, dependemos de las donaciones” explicó el director de Fundappas. “Falta mucha difusión porque no se conoce mucho lo que hacemos acá y es por eso que buscamos diferentes métodos para que conseguir ayudas financieras, porque cuidar de estos perros supone grandes costos anuales” subrayó.

De la camada C ya se ha entregado a Cala y a Carbón; Cala fue la primera perra guía entregada en el litoral del país, más específicamente en Paysandú, a través de un convenio entre Fundappas y Pronadis (Programa Nacional de Discapacidad del Ministerio de Desarrollo Social). Pronadis es el único centro público que hace la rehabilitación de personas ciegas tanto en Montevideo como en el interior del país. Este centro considera a los perros guía “como una ayuda técnica más para personas con discapacidad”, según su directora, Begoña Grau; es así como Fundappas proporciona perros a Pronadis para personas que se rehabilitaron con ese centro y que dominan el manejo del bastón y la técnica de Hoover. Con respecto a esta ayuda, Calcagno señaló que es “importante pero que lamentablemente no es suficiente”.

Aunque algunas personas piensan que estos animales son explotados por hacer su servicio, desde la fundación se enfatiza que los perros viven como cualquier otro. “Tenemos usuarios que duermen con sus perros en la cama; yo creo que lo que dicen es falta de conocimiento, de información”, manifiesta Mackern. Di Cioco, por su parte, opina que estos perros viven incluso mejor que cualquier mascota que espera ocho horas en la casa mientras su dueño se va a trabajar, dado que están acompañados todo el día.

“Nosotros pretendemos mostrar que el perro educado puede perfectamente subirse a un ómnibus, ir al supermercado. En otro país hay otra cabeza, pero acá no sabemos cómo educar a los perros”, concluyó la coordinadora.




La “primera”

La organización Aupac (Asociación Uruguaya de Perros de Asistencia para Ciegos) presentó en setiembre del año pasado una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes. En dicha reunión los jerarcas Alfredo Viera y Sergio Pisciottano señalaron que sufrían una “total discriminación” por parte del Mides al no recibir la ayuda monetaria que Fundappas recibe anualmente. Pisciottano señaló además que Fundappas no estaba entrenando perros en el Uruguay, cuando en realidad ya se habían entregado varios perros a personas no videntes y autistas. Por su parte, Calcagno declaró que “Aupac es una falacia, una mentira repetida mil veces. ¿Dónde está la escuela? ¿Ustedes la vieron alguna vez? Ellos viven vendiendo bonos, no tienen instructores. ¿Cómo vas a preparar un perro guía si no ves? La persona que entrene un perro tiene que ser una persona que vea” remató.

Por su parte, Grau explicó que “si se abriera otra escuela de perros guía tendríamos un convenio con ellos también”, y que desde Pronadis se está trabajando con un abogado en una reglamentación para las escuelas de perros guías. La directora aclaró que Fundappas es la única escuela en Uruguay que tiene el aval internacional habilitado.

En Fundappas hay nueve perros en entrenamiento. Foto: Tomás Gaeta.

Nota por: Tomás Gaeta y Josefina Mösle.

1 comentario

  1. Hola todos los años andan pudiendo dinero para ayudar con los perros guías no se para que institución no sabe si es así o son mentiras hoy andaba un señor en Ecilda Paullier.

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