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Revitalización de 18 de julio, principal arteria de Montevideo

La Intendencia de Montevideo anunció días atrás que se restringiría el tránsito de 18 de julio solamente a peatones, bicicletas y ómnibus eléctricos.

Foto: Fuente y Palabra


La idea de transitar 18 de julio en forma de peatonal y ciclovía para muchos podrá parecer un proyecto imposible de poner en práctica, pero para otros resulta necesario para recuperar la calidad ambiental de “la principal arteria de la ciudad”. Si bien este proyecto se enfoca sobre todo en lo relacionado al tráfico, desde 2013 las autoridades han hecho foco en la importancia de volver a darle valor a la centralidad.
Esta avenida, poblada de edificios que van desde el edificio Rex -18 de julio y Julio Herrera y Obes-, hasta las gigantescas instalaciones de “Jesucristo es el Señor”, conforman una arquitectura muy ecléctica. Muchas veces algunos edificios de gran relevancia son difíciles de apreciar y poco valorados: la cartelería publicitaria cubre las fachadas de la mayoría de los edificios, ocultando la carga histórica que tienen detrás.



Partiendo de dicha desvalorización, desde el Instituto de Teoría y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura -FADU- se propuso un estudio en los años 90, apoyado por la Intendencia. “Empezando por las marquesinas, la cartelería y las arquitecturas, viendo de qué manera se podía mejorar el aspecto ‘caótico’ de la avenida”, dijo Ingrid Roche, profesora grado 4 del Instituto de Teoría y Urbanística de la FADU. “Además, en esa época surgieron los shoppings, y 18 de julio tuvo un gran decaimiento comercial, por lo cual hubo muchas propuestas y polémicas sobre cómo revertirlo. Incluso se planteó actuar sobre las galerías, pero ninguna importante se pudo concretar”, continuó.



Fue así que se inició el Plan de Revitalización de 18 de julio como una forma de fortalecer el principal eje de nuestra ciudad, que cumple un rol central a nivel comercial, cultural, recreativo y turístico. “Aunque hoy en día esta avenida debilitada, sigue siendo el lugar elegido para festejar éxitos deportivos, para manifestarse”, explicó Leonardo Gómez, asistente del Instituto de Historia de la Arquitectura de la FADU, quien, durante el gobierno pasado, fue responsable del sector de acondicionamiento urbano en la IMM, y a su vez estuvo a cargo del proyecto de revitalización. Gómez dijo a Fuente y Palabra que este plan comenzó por un recambio de cartelería en el tramo de 18 de julio entre la Intendencia y la Plaza Independencia, siendo este “el tramo más significativo por la densidad de edificios relevantes”.


Renovación de la cartelería de 18 de julio by FYP on Exposure


A raíz de esta sustitución de carteles publicitarios, los cuales se veían condicionados por normativas que exigían que el ancho de los mismos no superase los 40 cm, reglamento que estuvo 15 años en proceso de aprobarse, se volvió más visible la baja cultura de mantenimiento edilicio. “A veces retirábamos carteles y la situación que nos encontrábamos atrás era preocupante, en ocasiones estructuras a punto de derrumbarse”, expresó.
A pesar de que se logró llevar adelante estas modificaciones en dicho tramo, Gómez explicó que la cartelería no es la única problemática en la avenida, sino que también los escaparates de diarios y revistas que están “feos y viejos” y los puestos de comerciantes irregulares son aspectos a los que se le debe prestar atención pues “es necesario preservar, recuperar la calidad del espacio público y atender a mínimas cuestiones de confort”. Con respecto a este nuevo proyecto, Ricardo, vendedor en 18 de julio desde hace más de veinte años, dijo a Fuente y Palabra: “a no ser que la gente venga a pasear, no van a pasar por acá. Para venir a caminar acá, van a caminar al shopping”.


Foto: Fuente y Palabra

“Hay culturas que tenemos en las que ya no nos podemos sostener en el contexto actual, es momento de cambiar. En Europa ya se está haciendo”, dijo Gómez. Hizo referencia a la necesidad de desalentar el uso de vehículos particulares, ejemplificando por medio de un plan que está desarrollándose actualmente en Barcelona: a aquellos ciudadanos que se deshagan de su auto, se les regalará el acceso a transporte público. A pesar de que estas políticas son positivas, “apuntan a revolucionarios cambios culturales hacia el espacio público, hacia el transporte, e implican desafíos por muchos lados: no solamente adaptarse a esos cambios, sino también mejorar el servicio de transporte público que se da”, explicó Gómez.



Si bien Roche concuerda en que “ya hace mucho tiempo y suficiente evidencia sobre excesivas líneas de ómnibus en el Centro y Ciudad Vieja y que corresponden a otras etapas de la ciudad, hay que empezar por ahí, introducir nuevos tipos de vehículos es imprescindible”. Por otra parte, afirmó que si bien “las experiencias mundiales indican la ventaja urbanística del uso de transporte público y la peatonalización de algunas zonas, para aplicarlo en Montevideo hay que ser criterioso y no copiar indiscriminadamente”.


Roberto Langwagen, arquitecto con diploma en historia, cultura y patrimonio, dijo a Fuente y Palabra que se esperan buenos resultados del proyecto en cuestión, teniendo el cuenta el éxito de un ejemplo local: la peatonal Sarandí. A pesar de esto, también destacó que “es de recordar que este tipo de propuestas se deben hacer con el apoyo de la mayor cantidad de actores involucrados y con una mejora en los aspectos de equipamiento urbano, como pavimentos, asientos, iluminación, enjardinados, señalética, etc”.


Foto: Fuente y palabra


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