Ibrahim y Nada Alshebli, hijos de la familia siria que estaba viviendo en Salto, conversaron con Fuente y Palabra sobre su situación actual.


Una de las cinco familias sirias sigue reclamando salir del país en la Plaza Independencia. Foto: Josefina Mösle.
La primera semana de abril llegó con una noticia: la familia siria Alshebli Al Ali había vuelto, luego de dos años, a acampar frente a la Torre Ejecutiva en la Plaza Independencia. Esta familia consiste en 15 personas: el matrimonio y 13 hijos. Vivieron un tiempo en Juan Lacaze, y luego de protestar en 2015, fueron realojados en Salto. Allí el Instituto de Colonización les dio un predio de 35 hectáreas para trabajar, además de una asignación de 105.000 pesos por mes el primer año, 70.000 el segundo, y ahora están recibiendo una ayuda de 40.000 pesos por mes. Además, un fondo de 3.000 dólares les fue ofrecido para producir quesos, pero decidieron no aceptarlo.
Al reclamo de la familia se sumó otra, integrada por la jefa de hogar, Karima Al Mohammed, y sus cinco hijos, una de ellas paciente oncológica. Esta familia recibió 56.000 pesos por mes el primer año, 35.000 el segundo y este año, aunque deberían haber bajado la partida, se la han mantenido debido a la condición de su hija.
En ese marco, Fuente y Palabra se trasladó hasta la Plaza Independencia para conversar con Ibrahim Alshebli, uno de los hijos mayores de la familia Alshebli Al Ali. Ibrahim sostiene que están acampando porque quieren irse del país, ya que se encuentran en un punto muerto: el dinero que reciben a través del Programa de Reasentamiento no les es suficiente, los trabajos que obtuvieron él y su padre no duraron, sus hermanas no consiguen empleo y el campo “no sirve” para mantener una familia tan numerosa.
El joven refugiado de 23 años explica que está cansado de las mentiras del gobierno, que los engañó y quiere arreglar todo cuando "ya es muy tarde", luego de haber acampado tres veces en la Plaza Independencia. “Si falló el programa, falló el gobierno”, sostiene, y luego agrega: “pero ahora en la tercera queremos irnos nomás, no vamos a pedir plata ni nada”. Lo único que resalta del país es la adaptación rápida que tuvieron los niños de la familia a la escuela: “Los niños están muy bien pero no saben que está complicado, los grandes tienen que pensar por ellos”.
Su hermana, Nada Alshebli, de 21 años, también conversó con Fuente y Palabra. Nada afirma que cuando llegaron les dijeron que “vayan a trabajar”. En Salto la gente los trató bien pero no conseguían trabajo fácilmente, y con el campo que les dieron no pudieron hacer nada. La casa proporcionada a la familia tiene cuatro cuartos y fue entregada sólo con camas, así que ellos tuvieron que incurrir en gastos para amueblarla. Además, declara que un hermano quedó cuidando la casa para que no les roben sus pertenencias mientras ellos están protestando en Montevideo.
Sin embargo, ella está conforme con Uruguay porque es un país tranquilo, pero tiene que seguir adelante con la protesta porque la misma es encabezada por el jefe de familia, su padre, y su cultura no le permite ir en contra de él.
En la plaza, los niños leían bajo la carpa, corrían, comían de una cazuela de arroz y escuchaban a escondidas la conversación. Todos parecían saber bien español. Los niños están faltando al liceo y a la escuela mientras su familia hace el reclamo y aunque sus padres buscan alternativas para que no falten, desde el gobierno les comunicaron que la elección de escuelas para ellos está en manos de la Secretaría de Derechos Humanos. La familia llegó a elevar su reclamo hasta Presidencia y Derechos Humanos. Los recibió Nelson Villarreal, Secretario de la Comisión de DDHH, y ellos le plantearon que querían recibir dinero para pagar los pasajes y poder salir del país. Según el comunicado de la Secretaría de DDHH, Villarreal les explicó que no depende de Uruguay que puedan viajar al exterior, sino de que otros países los reciban.
Por su parte, el Lic. Julio César Boffano, Encargado de Comunicación de la Secretaría de DDHH, confirmó a Fuente y Palabra que la Secretaría no está dando declaraciones dado que están dialogando para llegar a una negociación con la familia que queda en la plaza.
Además, el pasado 12 de abril, la ONU transmitió a las familias sirias la resolución de no buscarles otro país de residencia en el entendido de que el gobierno ya les ha brindado toda la ayuda necesaria para poder adaptarse a la sociedad, e instó a los miembros con edad suficiente a trabajar, según el diario El País.
Los refugiados sirios llegaron al país en octubre de 2014. Eran cinco las familias que el gobierno del expresidente, José Mujica, alojó en Uruguay en el marco de un programa de reasentamiento de refugiados de guerra. En setiembre de 2015, los jefes de las cinco familias hicieron campamento en la Plaza Independencia para reclamar que el gobierno les permita la salida de Uruguay para poder ser acogidos como refugiados en otro país, dado que para ellos, Uruguay es caro y la realidad que les habían mostrado antes de venir al país era otra. En ese momento, las familias levantaron el campamento dado que llegaron al acuerdo de que cada una tendría una reunión con el entonces secretario de Derechos Humanos de la Presidencia, Javier Miranda.
Nota por:
Josefina Mösle
Tomás Gaeta
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